15.2.10

BANGKOK LA NUIT. ¡UPDATE!

El 90% de la gente que me escribe, se interesa, directa o indirectamente por el mundo de las hetairas que pululan por el reino de Siam.
Partiendo del hecho de que llevar a cabo una breve investigación no resulta nada penoso, aunque sí costoso, me he lanzado a ver cómo está el ambiente en las principales bases de operaciones de los que vienen a buscar fiesta pura y dura por estos lares. Me ceñiré hoy a Bangkok, punto donde, por necesidad, recala todo el mundo por unos días.



Zona 1. El lugar más emblemático y conocido es Patpong, allí donde van los periodistas de “El Mundo televisión” y demás reporteros del sensacionalismo, en busca de “esas menores” que ellos conocen pero nosotros no. ¿No resultan sospechosas las tendencias de estos “profesionales” de la información? Ahí queda la pregunta.

La cuestión es que Patpong goza de una fama inversamente proporcional a la calidad que ofrece. Es decir, dado el renombre internacional del que goza, se aprovecha y todos, o casi, los que allí trabajan se dedican al asalto despiadado al turista. El caso más típico que oigo día tras día, es el de los ingenuos turistas que querían ver un “show” típico del lugar (las mujeres que hacen malabarismos con nuestra puerta de entrada al mundo) y salieron pagando una cuenta que roza o supera los 100 euros, cuando se les dijo que sólo había que pagar las bebidas. Claro, sin especificar el precio de las mencionadas consumiciones. En el caso de ser un grupo de jóvenes bien fornidos, el precio va bajando. De todas formas es un timo. No quiero hacer un elenco de los lugares “seguros” donde esto no pasa, porque el tiempo cambia las cosas. Sin embargo, sí puedo dar un par de consejos. En primer lugar: pedir la copa y pedir la cuenta al momento sin haber probado un sorbo. Segundo: en caso de conflicto, avisar al personal de que se va a llamar a la TOURIST POLICE (número 1155) desde cualquier móvil aunque sea español); y en su caso esperar a que llegue la policía, cosa que no suele suceder por miedo de los propietarios del local.




Hay que tener en cuenta que oficialmente no existe la prostitución en Tailandia, y mucho menos lugares en los que las tailandesas fuman por el chichi. Si se llega al extremo, cosa no conocida por mí, exigir a la policía que se interponga una denuncia contra dicho local por estafa. Ante tanto follón, los ilegales prefieren dejar de ganar 100 euros y seguir timando a otros.

Respecto a los precios de la zona en general, basta decir con que es una zona turística y por ende a evitar, a no ser que esté cerca del hotel y no haya mucho tiempo.
Sin lugar a duda tiene muchos atractivos como su mercadillo, pero no es de este tema del que estamos tratando.

Zona 2. Nana Entertainment Plaza (aka NEP). Las cosas han cambiado en los últimos tiempos. Y no para bien precisamente. Para el neófito que no ha conocido los buenos tiempos, seguro que el lugar le parece estupendo, y no dudo que lo sea. Sin embargo, para los que lo hemos gozado en su máximo esplendor, es aconsejable no acercarse por la zona. Pero insisto en que el neófito debe visitar el lugar.




La diferencia, respecto a otros lugares de esparcimiento, radica en que este lugar está localizado en un distrito en el que la policía es más estricta, es decir, que obligan a las chicas a llevar casi faldón largo hasta los tobillos. Pero … (este país está plagado de “peros”) determinados locales se permiten ciertas licencias que omitiré porque deseo seguir conservando mi vivienda y continuar visitando el país con la regularidad debida. Sin embargo puedo decir que en el Hollywood (tercera planta a la derecha), se puede gozar de los espectáculos que a un hombre con insuficiencia cardíaca le serían prohibidos. Y para más INRI único local de Bangkok en el que se puede fumar en su interior, algo inédito hasta el día de hoy. Los shows del Hollywood son distintos pero llevan al mismo punto: ponerte “burraco”. ¡Atención a los que van por primera vez! La primera que te dice “hola” no es la más guapa, ni la más simpática ni la que mejor se lo monta. ¡HAY MÁS! Lo digo por la tendencia, que he visto entre la gente que he tenido el placer de acompañar, de llevarse a la primera que les sonríe. No, craso error. Y siempre hay tiempo de volver al lugar del “primer amor”.




Y hablando de amores, uno de los primeros locales que me enamoró fue el “Pretty Lady”. Por desgracia, de “pretty” sólo le queda el nombre. Ahora entiendo a los que dicen que las películas y series que vimos de niños, es mejor no volver a verlas de mayores. Lo cierto es que el lugar ha sido remodelado y tiene un aspecto impecable. Las que no han sido remodeladas han sido las que bailan y deben entretener al personal que allí acude. Si tuviera que elegir entre el geriátrico de mi pueblo y el “Pretty Lady”, tal vez me entraran dudas. Y doy por hecho que Corporación Dermoestética haría una auténtica fortuna “recomponiendo” a las ¿bailarinas? del local. Una auténtica pena.
Si hablamos de precios, Nana no sale muy bien parada. Exceptuando los bares que se ubican en el centro del recinto (los chiringuitos), el resto se ha subido a la parra de mala manera. 150 bahts un whisky en el Hollywood. Por mucho espectáculo que haya, y por mucho que dejen fumar, nada justifica pagar tres euros por un dedo de whisky, mucho hielo y algo de Sprite (con burbujas si hay suerte).

Zona 3. Soi Cowboy. Zona predilecta de los extranjeros residentes, dato a tener en cuenta. La diferencia que más apreciamos los vivimos en la capital, es el comportamiento de las chicas. Básicamente que no nos den conversación cuando no la hemos solicitado, y mucho menos que las invitemos a una copa cuando ni tan siquiera sabemos cómo se llaman, cosas que no suceden en soi Cowboy a no ser que la joven sea la neófita de turno y no sepa cómo funciona el negocio por estos lares.
Las docenas de bares que jalonan la calle hacen difícil la elección, sin embargo, los residentes solemos decantarnos por unos pocos, entre los que destacan el “Long Gun”, el “Tilac”, el “Shebas” y el “Raw Hide”. En cuestión de precios, son de media inferiores a los de Patpong y Nana, y por lo que se refiere a los precios de las damiselas, es similar en todos los lugares, 1.500, 2.000, 2.500, y si eres japonés o coreano, debes partir de esta última cifra. Todo está en función de muchos elementos, como nuestra edad, atractivo, simpatía, etc. No hay una regla para todas, aunque todas la tengan.



No está de más avisar de nuevo a los más atrevidos, que si quieren ver “guarri-shows” (el ping-pong, el pitillo, el lanzamiento de dardos, etc) no hay que aventurarse por locales que estén subiendo unas escaleras por donde nos lleva un chaval que nos hemos encontrado por la calle, NO. El “Long Gun” mismo hace shows cada día, sin necesidad de tener a nadie que los anuncie, ni ganchos para llevar a la gente. Además el precio de las copas es el mismo, no hay ningún extra por el espectáculo.



Pasen y disfruten.