23.2.14

Full Moon Party, si lo sé no vengo.




Si lo sé no,vengo era el título de un mítico concurso televisivo de mediados de los 80, pero también es lo que pensé en mi visita a las islas de la provincia de Surat Thani. Otrosí pensé subtitular mi escrito "¿Pa' qué has venío? Alma de cántaro", ya entenderán el motivo más adelante.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Herr Peter, su seguro servidor."]Herr Peter a bordo[/caption]

Viajar hasta Tailandia supone un desplazamiento que alcanza, en el mejor de los casos 15 horas, entre una cosa y otra, eso si no hay escalas de por medio. El gasto es también considerable, un mínimo de 600 euros para el billete de avión, más todos los gastos que vienen después. La experiencia tiene que compensar tanto esfuerzo, de lo contrario, entraríamos en el terreno de lo absurdo. Pero veremos que hay gente dispuesta a cruzar la línea y meterse de lleno en lo que puede calificarse como de supina majadería.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Para esto, sí."]haad yaow 2[/caption]

Hace algo más de un mes, emprendí una excursión aprovechando las fiestas de fin de año. Coincidiendo con la publicación en el diario El Mundo de un artículo de su corresponsal en Asia, David Jiménez, sobre lo que él denominaba la Gomorra tailandesa, decidí desplazarme hasta la provincia de Surat Thani, dónde se ubican tres de las islas más conocidas por los turistas españoles: Samui, Phangan y Tao. Quería ver, en primera persona, qué se cocía en estas reputadas islas, que por desgracia conozco más por temas policiales que turísticos.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Incluso la prensa se hace eco de los desmanes. El MUNDO 29 de diciembre"]Un día en Gomorra[/caption]

Tras pasar la Nochevieja en Surat, la capital de la provincia, un lugar muy recomendable por la práctica ausencia de turistas, me desplacé en barco hasta la primera de las islas.
Con cierto reparo subí a bordo del ferry que me conducía a una de las islas más preciadas por el turismo internacional, Samui. Los más que frecuentes accidentes marítimos sucedidos en un plazo muy breve de tiempo en aguas tailandesas, conducen sin duda a la reflexión. Las reglamentaciones internacionales respecto al transporte de pasajeros se siguen al pie de la letra (en principio) en el sector aéreo tailandés, pero me temo que para el resto de medios de transporte, lo único que se puede hacer es encomendarse a nuestro ángel de la guarda. Recuerdo que en el trayecto entre koh Samui y koh Phangan me quedé mirando, algo inquieto, el armario donde estaban cerrados bajo llave los chalecos salvavidas y sin tener la certeza de que hubiera suficientes para todos, ni de que el guardián de la llave estuviera a bordo.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Turistas a bordo. Listos para el asalto."]Barco Phangan[/caption]

Durante años, me habían vendido la isla de Samui como un destino de lujo, sin embargo, lo que allí vi, distaba mucho de lo que se pueda considerar lujo, entraría tal vez en la categoría de “cutrelux”, un apariencia lujosa para gente de escasos recursos que quiere codearse con supuestos millonarios de pacotilla.
Lo primero que me llama la atención es que no veo la diferencia entre la playa de Chaweng (Samui) y Magalluf (Mallorca). Tengo la impresión de que para lo que hacen allí los turistas, les sale más a cuenta ir a Mallorca, Ibiza o la costa búlgara que desplazarse hasta un territorio que le han dicho que es Tailandia, porque geográficamente, así es.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="¡Venga, chinitas!"]chinitas full moon party[/caption]

Partamos de la base que estas islas no tenían indígenas antes de ser “colonizadas” por los primeros touroperadores, no hay una población autóctona con su historia y cultura, si vamos allí veremos cocoteros y playas, nada de arquitectura centenaria y pueblos de peculiares tradiciones y ritos ancestrales.



Afortunadamente, cuento con la compañía de una amiga que me habla un poco más de la isla y sus parajes maravillosos, que curiosamente son maravillosos por la escasa presencia de turistas. Junto a ella visito algún rincón de ensueño que contribuye a disipar algo la imagen de pueblo infernal que me llevo de Chaweng, lleno de turistas alcoholizados, niños pedigüeños camboyanos y bandas de atracadores que conducen taxis. Veo también a un grupo de españoles inhalando globos de óxido nitroso, el gas de la risa, que no hace más que producirme pena. Tantos kilómetros para esto …

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Repostando rudimentariamente con todo el pasaje a bordo"]Repostaje con pasaje a bordo[/caption]

Tras el esperpento de Samui, rumbo a Panghan. Bajo un sol de justicia, me dirijo al embarcadero de fortuna montado para que las embarcaciones transporten gentes y mercancías de una ínsula a otra. En el “puerto” de Samui, mientras espero la salida de mi nave, observo a los pasajeros procedentes de Phangan.Tengo la impresión de estar viendo un documental sobre la guerra de Vietnam. Con aspecto demacrado, todos parecen soldados yankis regresando de un enfrentamiento con el Vietcong, magullados, descalzos, con muletas, quemados, etc. Un espectáculo dantesco digno de Oliver Stone. Y ahí está la mafia del transporte esperándolos para darles el hachazo final.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Igualito que en Mallorca"]borracho playa[/caption]

Sin lugar a dudas, en ese archipiélago no montaría una tienda de zapatos, pero sí una parafarmacia con vendas y tiritas. La imagen de los excombatientes regresando de Indochina no se me borrará fácilmente de la retina, realmente parecía estar ante una realista superproducción hollywoodiense sobre el conflicto vietnamita. Visto lo visto, tampoco montaría una tienda de ropa porque tengo la impresión de que la venta de camisetas tampoco es un punto fuerte en ese paraje.



Tras un trayecto de menos de una hora, llegamos a uno de los muelles de Phangan (nótese que no digo “la isla de Koh Panghan” por ser una redundancia al significar “isla” la palabra KOH en tailandés). Cual ganado ovino camino del matadero, nos clasifican por grupos según el destino en la isla. Nada de “buenos días” o “bienvenidos”, “tú p’acá, tú p’allá” y “son doscientos bahts”, son las únicas frases por parte del comité de recepción de la isla. Vamos a ver qué nos ofrece esta isla conocida en el mundo entero por su famosa “full moon party”, la fiesta de la luna nueva.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Para eso ..."]full moon party phangan[/caption]

En un entorno idílico doy mi primer paseo por la costa de este enclave tan mágico para algunos, pero no tardo en toparme con algo mucho más prosaico: tiendas con estanterías repletas de botellas de alcohol de origen incierto, un líquido que te arranca las anginas, junto a cubiletes de plástico que se funden con el agua de fuego al elaborar cócteles propios de Zugarramurdi. Una música atronadora sale de uno de los chiringuitos montados ad hoc que jalonan la playa. Rusos, israelíes, alemanes, todos tienen su espacio para disfrutar de la noche en ¿Tailandia?

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Hola, cariño ..."]full moon party koh phangan [/caption]

A pesar de ser consciente de que los puestecillos plantados en la playa no son el lugar más adecuado para darse un masaje, y ante la falta de actividades al haber eliminado el componente alcohólico en este viaje, me animo a que me “amasen” (así es como se dice en tailandés masajear) un rato, más que nada para que las señoras venidas de Isarn (noreste de Tailandia) me cuenten un poco lo que se cuece en la isla. A los pocos minutos de haber comenzado la sesión de relajo, a escasos metros, un grupo de indocumentados comienza a lanzar cohetes, aquello parece la mascletá, todo tipo de artefactos pirotécnicos perturban mi descanso. La misma escena se produce estando ya de madrugada en mi bungalow, parece ser una de las diversiones predilectas de los visitantes de la isla.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="¿Tailandia?"]borrachos koh phangan[/caption]

 

Los descerebrados gozan perturbando la quietud de un lugar que sin su presencia podría ser calificado de paraíso. La misma pregunta que me ha traído hasta este espacio privilegiado me ronda la cabeza ¿para qué se desplazan miles de kilómetros estos energúmenos? Ni tan siquiera gozan de una de las joyas de la Corona: las nongs. Raro es el que no viene con pareja o se la busca allí, pero de su mismo pueblo, no autóctona, más que nada porque no hay o son muy escasas.




Las fiestas nocturnas conllevan cierto peligro. No me gusta ser alarmista, pero prefiero poner sobre aviso a quien quiera experimentar la noche de Phangan. El alcohol y las mujeres pueden ser una buena combinación en cierta medida, pero si le añadimos el componente drogas, la noche se nos puede torcer. Recuerdo un episodio de la serie Big Trouble in Thailand donde una chica es arrestada por posesión de drogas, lo pasa mal, muy mal. No olvidemos que las full moon parties son un hervidero de turistas, pero entre ellos hay un ejército de policías de paisano dispuestos a hacer justicia (y hacerse un sobresueldo). Cuántas veces he oído que el mismo que te la vende es el que te arresta. Algunos dirán que es ilegal provocar un delito y luego arrestar, pero es ilegal en Hollywood y en otros países, pero aquí no. Avisados quedáis, no me vengáis luego llorando.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="¡Qué bonito es el amor!"]amor en la playa[/caption]

Pasados un par de días, doy mi misión por cumplida, ya he visto lo que quería ver, que es lo que me suponía que iba a ver: Mallorca con clima tropical y ausencia de autoridades que pongan orden.
Preparo mis escasas pertenencias para iniciar el viaje de regreso. Me transportan hasta otro embarcadero de la isla, diferente al de mi llegada. Sin embargo, el espectáculo es el mismo. Un rebaño de turistas que parecen gambas por el sol tomado estos días, se encuentran desperdigados a diestro y siniestro. No hay donde sentarse y una pequeña carpa da cobijo a los más afortunados. Se mezclan turistas mochileros con turistas de maleta, pero en el aspecto no se diferencian. En la fila de espera para embarcar, entablo conversación con una pareja de alemanes que me han oído hablar con los vendedores de comida y bebida que se asientan en las inmediaciones. Dan por supuesto algo que no es cierto, mi conocimiento del lugar. Están preocupados porque los horarios reflejados en los billetes parecen no cumplirse, algo inconcebible para los teutones. Les tranquilizo diciéndoles que las conexiones están todas bien calculadas.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="El ganado, listo para embarcar."]puerto phangan 2[/caption]

Pasadas unas horas, ya en la puerta de embarque del aeropuerto, la misma pareja me aborda toda asustada. En el trayecto de autobús entre el puerto y el aeropuerto, les han abierto la maleta, todo un record, si tenemos en cuenta que ellos mismos depositaron la maleta en el portaequipajes del vehículo, y éste no se ha detenido en ningún momento. Excepto en un semáforo, poco antes de llegar al campo de aviación. Momento en que he podido observar que el conductor bajaba para controlar algo. ¿Una puerta de la bodega mal cerrada? El caso es que durante el viaje, alguien les ha abierto la maleta y registrado sus pertenencias, sin llegar a robar nada porque habían tenido la precaución de llevar consigo todos los objetos de valor. Su angustia reside en el hecho de que exista la posibilidad de que les hayan introducido algo en el equipaje.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="C'est la crème de la crème!"]todos a bordo[/caption]

 

Les tranquilizo explicándoles que “eso de meter cosas en las maletas ajenas”, es una leyenda urbana nacida de las malas excusas de los camellos poco avezados. Como ya he dicho en alguna ocasión, ninguna mafia tiene por afición introducir drogas, que valen un buen dinero, en maletas que no saben a dónde irán a parar. Tampoco me consta que haya particulares que compren drogas y luego las introduzcan en maletas de gente desconocida con un fin desconocido. Sí ha habido casos de “novietes estivales” que les han pedido a sus nuevas conquistas que metieran tal o cual cosa en su equipaje porque a ellos “no les quedaba sitio” en la suya.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Turismo de alto "standing" en el aeropuerto de Surat Thani"]surat thani airport turista con sueño en el suelo[/caption]

Los casos de robos en equipajes depositados en las bodegas de los autobuses son harto frecuentes, por desgracia. En particular en los autobuses con salida en Khao San y en trayectos más largos con alguna parada. Saben que los turistas están de paso y no se van a parar a poner una denuncia en un pueblo perdido de Tailandia. Recomendamos por ello hacer como la pareja alemana, es decir, dejar en la mochila sólo los objetos sin valor, todo lo demás (documentos, teléfonos, tabletas, cámaras fotográficas, etc.) SIEMPRE llevarlo consigo y al alcance de la mano, no en la parte superior donde pueden ser susceptibles de ser robados durante la noche.
Me alegra sobremanera haber tenido la oportunidad de conocer de primera mano esa parte de Tailandia de la que había oído hablar desde hace lustros, pero que nunca me había lanzado a investigar. No me importa haberme reencontrado con esos muchachos borrachuelos y esas mozas nórdicas gelatinosas, a los que creía haber dejado atrás en mi isla de origen.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Plácido atardecer en Haad Yaow"]Puesta de sol en haad yaow[/caption]

La conclusión a la que llego es algo desconcertante y desoladora:
¡Cuánto cateto anda suelto por el mundo!

 

9.2.14

Me voy a Tailandia (retrato de un fanboy)

 

Es más que probable que la mayoría de lectores desconozca este neologismo nacido en el foro Rumbo Tailandia, de la imaginación de un avispado forero que observó que en los últimos años se ha venido desarrollando un extraño fenómeno social en Tailandia: el FANBOY.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Angelina Jolie, la madre de los fanboys"]Angelina Jolie Tatuaje[/caption]

Vamos a intentar en estas líneas desencriptar qué se cuece en la mente de esta nueva especie, en particular, vamos a centrarnos en su variante hispana, que es la que tenemos más a mano.
Los individuos de este género, más hombres que mujeres, tienen en común una admiración desmesurada e irracional por Tailandia, una obcecación que les impide contemplar la realidad que les rodea. Sin embargo, esta fascinación no se focaliza en los aspectos culturales, como podrían ser la historia, la geografía y mucho menos el idioma del país objeto de adoración.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Así acaban muchos fanboys"]El fanboy del Barca[/caption]

El origen de este desmesurado interés proviene de algo más mundano, diría casi que vulgar: el sexo.
Desde su primer viaje, el individuo desarrolla una patología que roza con el trastorno mental.
Resulta llamativo que una parte importante de los fanboys resida en zonas “poco tailandesas” como pueden ser Pattaya, Phuket o alguna isla carente de población autóctona. Es como si un admirador de España desarrolla su interés por el país por sus frecuentes visitas a Benidorm, La Costa Brava o Magalluf.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Algunos fanboys llegan a mimetizarse totalmente"]Mototaxi farang[/caption]

El Fanboy en la distancia (el que reside en España), es como el aficionado a la caza que tiene que contentarse con leer Jara y Sedal una vez al año en lugar de salir cada fin de semana al campo a practicar su hobby, este subgénero de fanboy tiende a ser bastante radical al tener idealizado su objeto de deseo.





El fanboy es de extracción humilde, carece de estudios superiores y su interés por el país llega como mucho a Muay Thai, como máxima expresión de la cultura tailandesa. Si se le pregunta por Rama V, tal vez responda que él no vive cerca de allí, y que Rama IX (actual Monarca) es la calle que lleva al aeropuerto de Suvarnbhumi. El alfabeto thai es para éste espécimen una serie de llamativos dibujos que dan como resultado unos llamativos tatuajes. En cuanto a los problemas políticos actuales, los resume en “una lucha de los pobres contra los ricos”, mucho rico me parece a mí que hay en Tailandia …

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Cuidado con lo que te tatúas"]tatuajes thai y español[/caption]

 

El fanboy ha descubierto que desde que viaja a Tailandia, es la estrella de su pueblo. Es el que viaja, el que sabe de mundo cuando antes era un chaval más del pueblo, tal vez el loco que iba haciendo kung-fu por las esquinas. Siente que ha encontrado el lugar ideal para ocultar sus carencias, principalmente intelectuales y rehuye el contacto con compatriotas que podrían ubicarle en la escala social y desestabilizar su nueva vida.




Descubre en Tailandia la espiritualidad. Se hace budista. Se cuelga amuletos y se hace tatuajes mágicos. Obviamente no sigue ninguno de los preceptos básicos de dicha filosofía, eso le chafaría el leitmotiv de su presencia en el Reino: la chica. No hay fanboy sin chica thai, como no hay día sin noche. Las “nongs” (nombre cariñoso para denominar a la fémina tailandesa) son el origen y el fin de todo, sin ellas Tailandia no tendría sentido.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="La nueva espiritualidad descubierta en Tailandia"]farang amuletos[/caption]

Se caracteriza por comer en la calle para sentirse más integrado aunque a su metabolismo, la comida preparada para los thais no le siente bien, y en el fondo preferiría un bocata de jamón, un deseo que no puede confesar a riesgo de perder “tailandidad”.





Los más pudientes caen en el clásico error que se comenta en la entrada “Me monto algo en Tailandia”, aconsejados por la “nong” de turno abren un negocio, poco importa de qué se trate. Es la solución perfecta: yo puedo residir legalmente sin problemas, gano dinero sin tener que traerlo de España y, dado el caso, ella deja su antiguo trabajo. Pero allí es cuando en muchos casos empiezan las conversiones, cuando el fanboy se da de morros con la cruda realidad siamesa. Las maravillas de esta nación no son tantas como parecía cuando paseaba arriba y abajo con la botella de Heineken en la mano y echaba esas partidas de billar mientras la nong le miraba como el náufrago que ve un salvavidas en la lontananza.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="En su casa no lo haría (foto: Bangkok Post)"]farang gueytiaw[/caption]

El fanboy reniega de su país. No importa del tema del que se hable, en España está muy mal y en Tailandia está muy bien, lo que sea. El fanboy echa pestes de la situación laboral en España pero busca desesperadamente un trabajo que le dé 400 euros al mes sin ningún tipo de seguro ni derecho social alguno.





Si le hacemos el paralelismo de su situación si estuviera en España, entra en la fase de negación. Su guapa novia, proveniente de una lejana provincia de nombre evocador con tez morena, vendría a ser María José la de Bollullos de Abajo que se fue a la capital a hacer de puta. Pero aquí es una frágil campesina que forzada por la extrema pobreza de su familia tuvo que tomar la decisión más dura de su vida: dejar atrás a su familia (incluído el hijo de aquel novio que la maltrataba) y enfrentarse a la dura vida de la capital o cualquier zona donde tiene que soportar a los malvados turistas. Y María José habla un idioma tan musical que incluso cuando le llama “tonto del culo”, suena bien y el fanboy le sonríe. La capacidad de racionalización desaparece una vez que el sujeto ha puesto un pie en Tailandia. Cualquier historia, por inverosímil que parezca, que le cuenta su nong para que vaya presto a hacer una transferencia, o mejor aún a Western Union, es cierta porque lo dice ella, desde el búfalo enfermo hasta el accidente de moto del hermano pasando por el urgente ingreso en el hospital de la madre. Todo vale, y lo que en España podría parecer una opereta, en Tailandia toma un cariz de seriedad insospechada.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Fanboy en etapa avanzada. "Yo amo Tailandia""]Tauaje yo amo Tailandia[/caption]

 

Obviamente, la divisa del fanboy, escrita en el frontispicio de su casa es: LA MÍA ES DIFERENTE. ¿Y quién iba a ponerlo en duda? Por supuesto que es diferente, aquí no se llama María José ni es de Bollullos de Abajo y si te dijera “tonto del culo” en español te agarrarías un buen mosqueo.





El tema del idioma requiere de un apartado especial. Como se comentaba más arriba, el nivel cognitivo del fanboy no suele ser muy alto, por lo que nos encontramos en muchos casos que no domina el idioma propio, cosa que hace harto difícil emprender la aventura de conocer un nuevo, y él es consciente de ello, por ello se inventa excusas de lo más peregrino para autoconvencerse de la nula necesidad de siquiera chapurrear uno de los pilares fundamentales de la nación que tanto admira. El fanboy es capaz de indignarse que un alemán que lleva viviendo 30 años en Mallorca no sepa una palabra de castellano o mallorquín, pero ve lógica su propia actitud.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Algunos se implican en política, y acaban en la cárcel."]farang camisa roja[/caption]

Uno de los mitos que gusta difundir al fanboy es la seguridad en Tailandia, porque según sus propios criterios, España es mucho más peligrosa. Pero se le escapa un detalle. En Tailandia ni escucha las noticias, ni lee un periódico tailandés y mucho menos escucha una emisora de radio nacional, medios en los que se habla y comenta el nivel de delincuencia del país, donde los muertos por arma de fuego multiplican por cien los que se producen en España. Podemos hablar también de la inseguridad jurídica permanente en la que se vive. Puedes ser detenido por cualquier motivo y encerrado sin que nadie de tu entorno sepa nada, como le sucedió a una joven francesa que fue detenida por un pequeño robo mientras su madre hacía llamadas de socorro por todos los medios de que disponía porque su hija había desaparecido en Tailandia. Al cabo de una semana, cuando quedó en libertad, se supo que simplemente había pasado esa semana en un calabozo sin la posibilidad de comunicarse con nadie.




Esos son los detalles que se le escapan al fanboy que pasea alegremente por Bangla en Patong con una Heineken en una mano y su nong en la otra. Respecto a la corrupción policial, incluso le hace gracia que el MiB (Men in Brown) de turno le pare para multarle y se salga del entuerto con un pago de 500 bahts. Dada la misma situación en España con un Guardia Civil, montaría en cólera y lo denunciaría a los cuatro vientos, pero en Tailandia es divertido, es una anécdota más para contar a los amigos.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="No importa el trabajo, la cuestión es estar en Tailandia."]farang fideos calle[/caption]

Desconoce su propia cultura y admira una que cree conocer. Se queda embobado mirando un templo budista, y seguramente no ha entrado nunca en la iglesia de su pueblo a ver los retablos o figuras centenarias.

Hay casos en los que el fanboy es un activo combatiente antifascista, pero en España. Aquí poco le importa que ser militante de izquierdas esté perseguido por sus ideas o que existan numerosos presos políticos. El fanboy viene a lo que viene, y de lo demás no se entera o no se quiere enterar.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Y ellos también nos quieren ... por algo muy concreto."]tuk tuk we love farang[/caption]

Y hay una verdad que les digo siempre a los tailandeses: “Me encanta vuestro país, pero no quisiera que el mío fuera igual”.


2.2.14

La pesadilla de los nigerianos en Tailandia




La presencia de ciudadanos de origen africano en Tailandia está comenzando a soliviantar los ánimos de la sociedad tailandesa. En un país donde todavía no se rigen por lo correctamente político, las autoridades expresan públicamente su disconformidad con la actitud de unas personas que se asientan en territorio nacional, muchos de ellos infringiendo la ley, burlándose repetidamente de sus leyes.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="La que me va a caer ..."]vaya marron[/caption]

Por mi posición dentro de la comisaría, tengo la ocasión de encontrarme un día sí y otro también con personas de dicha nacionalidad. Entre una toma de filiación y otra, y en los ratos muertos entre interrogatorios, da tiempo para ir conociendo a estos personajes peculiares, que no vienen huyendo de la miseria (como muchos defensores de sus actos afirman) sino a enriquecerse rápidamente sin pegar un palo al agua. Antes de salir en avión, porque aquí llegan por aire, no en patera, saben perfectamente que nunca va a haber trabajo para ellos. Un farang (occidental) puede, más o menos y relativamente pasar desapercibido, pero un africano NO. Lo pongas donde lo pongas, canta.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Nigerianos por el Mundo              Hoy: Tailandia"]nigerianos por el mundo[/caption]

La práctica más habitual para pasar algo desapercibidos es buscar una pareja tailandesa, en general mujeres que rozan la obesidad mórbida y que ningún tailandés desea como compañera y mucho menos un farang que viene a este país a buscar a las diosas del amor, a las ninfas del Edén.



 

La policía ha hecho saltar la alarma por el número alarmante de ciudadanas tailandesas engañadas por sus parejas para transportar drogas. Muchas son las que viajan desde África, y cuando llegan a Suvarnabhumi dicen la consabida frase: "Yo no sabía que llevaba eso", que entra en la categoría de "La mía es diferente" o "Me monto algo en Tailandia". El Ministerio del Interior lanzó una campaña de prensa para que las mujeres tailandesas no cayeran entre las redes de estas mafias despiadadas. En agosto de 2013, la corte suprema de vietnamita condenaba a la ciudadana Suracha Chaimongkol a pena de muerte por transportar cocaína desde Brasil a Vietnam por cuenta de un grupo de nigerianos.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption=""La camiseta mola, eh" Pone: PRESO INMIGRACIÓN tfno. xxx"]Overstay[/caption]

Según datos aportados por la cónsul general de Tailandia en Hong Kong, Suree Trairatananukool, 32 mujeres tailandesas están entre rejas por delitos contra la salud pública, la mayoría engañadas por sus novios, que son en un 80/90% nigerianos.
Malasia cuenta también entre su población carcelaria con tailandesas con novio nigeriano. Es obvio que estos grupos nigerianos carecen totalmente de escrúpulos.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Yo soy blanco, pero en Facebook."]Yo soy blanco en facebook[/caption]

Pero los tailandeses no se han quedado de brazos cruzados. Worapong, un hombre que se comenta que es policía, hace limpiezas de delincuentes nigerianos de vez en cuando, como se puede apreciar en el vídeo:



 

También se confirma la idea de que la policía tailandesa no se preocupa, lógicamente, por el bienestar de los delincuentes nigerianos, y en afortunadamente, en cierta forma, no se permiten los abusos que tienen que sufrir otros cuerpos de seguridad del estado por los que llevan por bandera “los derechos humanos”, los mismos derechos que usan para machacarle la cabeza a un policía si se tercia la ocasión.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Con todos los ingredientes del pastel en la mesa."]Con todo el pastel en la mesa[/caption]

En el foro español sobre Tailandia, Rumbo Tailandia, tratamos el tema en alguna ocasión y siempre sale el típico defensor de las causas imposibles que no quiere rendirse ante la evidencia empírica de que la mayoría de nigerianos en Bangkok no se dedica a nada bueno, y si nos centramos en la calle Sukhumvit, podemos afirmar que el porcentaje roza el 100%. Y si hablamos de mujeres africanas (no turistas de raza negra de turismo por el país) podemos afirmar también que el 99% se dedican a la prostitución y el 1% se lo está pensando. Pero la gente con espíritu de ONG piensa que los nigerianos de Sukhumvit son millonarios ociosos que se pasan el día y la noche pegados a un móvil porque hacen transacciones bursátiles

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Saludos a la familia que me estará viendo."]saludos a la familia[/caption]

Recuerdo que hace unos cuantos años, frente al Robinson de Sukhumvit soi 19, me llamó un negrito, menudo él. Como no tenía nada que hacer en ese momento, me paré a charlar con él. Sin que pasaran muchos minutos, me pidió una dirección de correo electrónico y ahí quedó la cosa. Empecé a recibir correos intrascendentes hasta que un día recibo uno de un amigo suyo diciendo todo una sarta de patrañas la una más inverosímil que la otra, entre éstas que está detenido en el centro de detención de inmigrantes ilegales. Y obviamente, para solucionar todo el entuerto, basta con que envíe una modesta suma de dinero a través de Western Union, la empresa que si no existiera, muchas provincias del noreste tailandés está sumido en la más absoluta miseria.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption=""Ése de ahí, es el que te va a crujir cuando salgas de la trena""]Tomando el sol[/caption]

Al margen de los que fueron detenidos ayer (10 de enero 2014) por posesión de heroína en el soi 5 de Sukhumvit, recuerdo especialmente a dos negritos muy jóvenes que no habían tenido otra ocurrencia que intentar estafar a un empresario tailandés con el timo de los billetes tintados, de ello hablo extensamente en la entrada “Historia de dos estafadores estafados”.




En la última estafa que ha salido a la luz, los nigerianos se hacían pasar por soldados USA destinados en Afganistán en busca de consuelo en brazos de un acaudalada siamesa. Obviamente, si dicen que son nigerianos no les habla ni el Tato. El "modus operandi" era el siguiente: contactaban a través de Facebook u otras redes sociales con mujeres tailandesas algo maduras conscientes de que han perdido mucho tiempo guardando su castidad, que caían inocentemente pensando que entablaban una relación con un soldado del ejército más potente del mundo. La relación se iba cimentando a base de fotos de soldados conseguidas por la red y mensajes cariñosos diarios.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="A mí, todavía no me han pillado, colegas ..."]No me han pillado[/caption]

Siguiendo lo patrones habituales de la estafa más simple, el nigeriano pedía dinero para afrontar los costes de una transferencia muy importante de dinero. La mujer mordió el anzuelo una vez, pero cuando el hombre, preso de su avaricia, le pidió más dinero, la tailandesa puso el tema en manos de la policía tailandesa que a las pocas horas arrestaba al africano.
En otras ocasiones, los africanos rizaban el rizo haciéndose pasar por un hombre blanco, como en la noticia que recoge el periódico tailandés publicado en inglés "The Nation".

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Foto del perfil de Facebook del nigeriano detenido."]Hola soy nigeriano[/caption]

Charlando con los simpáticos delincuentes, me revelaron que el comienzo de su viaje tiene mucho que ver con la corrupción reinante en Tailandia. Ningún nigeriano puede entrar en el país sin un visado obtenido previamente. Para ellos no existe la posibilidad de permanecer 30 días en el país presentado el pasaporte en el mostrador de inmigración. Todos cuentan con un visado de turista para el que hay que cumplir determinados requisitos que no son cumplidos en ningún caso pero que pueden pasarse por alto pagando 1.000 dólares USA a un intermediario que realiza las pertinentes gestiones en la embajada tailandesa de su país. Así es cómo llegan como simples turistas y sin un real en el bolsillo. El resto ya lo conocemos.

[caption id="" align="aligncenter" width="450" caption="Porque Camboya también tiene derecho a su cuota de nigerianos."]Nigerianos en Camboya[/caption]

Alguno puede pensar que me estoy cebando con personas de esta nacionalidad o peor aún, con esta raza. No, en absoluto. Simplemente quiero dar a conocer el sentir de los tailandeses y para ellos utilizo mi experiencia personal y las estadísticas que son un fiel reflejo de la realidad.